lunes, 19 de abril de 2010

EL PASEO

Hay momentos que mientras los vivimos, se nos quedan grabados en nuestra mente y somos conscientes de ello. Hay sitios, personas, frases, besos, caricias que mientras ocurren las fijamos para siempre.
No hace ni cinco minutos que mi hijo ha salido con su padre, iban al parque, porque la que debe estar en casa de reposo soy yo, no ellos........ No estoy acostumbrada a esto, sólo lo dejo con mis padres o con su padre si tengo que ir a trabajar y llevamos una semana de esta manera. Él sabe que algo pasa y después de la euforia de saber que se va de paseo, intenta llevarme hacia la puerta o me enseña la calle por la ventana del salón. Hoy se ha puesto triste mientras los despedía en el ascensor y he salido a la ventana para decirle adiós y me ha lanzado muchos besitos con sus pequeñas manos.........Nunca lo había visto así, nunca lo había despedido desde la ventana, porque siempre estoy con él.........
He ganado un recuerdo y he perdido una tarde de diversión en el parque............
Guillermo no acepta muy bien los cambios, le cuesta introducir cosas nuevas, comida, gente, costumbres y no es que sea especial, es que nuestra vida es bastante rutinaria.
Salimos a trabajar y cuando su padre vuelve, come y va a buscarlo, luego vienen a buscarme a mí al trabajo, paseo, compras y a casa, baño, cena y a dormir. Nunca lo dejamos más tiempo del estrictamente necesario con los abuelos, no salimos sin él (no lo necesitamos).
Puede resultar extraño, sobre todo ahora que la sociedad espera que un hijo no te "cambie" la vida, que las mamás modernas necesitan ir a tomar café con las amigas y salir algún fin de semana. Que todo el mundo ve bien que "adoses" a tus hijos para que tú disfrutes de unas vacaciones (mis padres nunca "descansaron" de nosotras) Nuestra manera de hacer las cosas no es fruto de acuerdos, ni de larga sesiones de meditación acerca de la crianza de los hijos, es sólo que ha salido así. Su padre y yo hemos ido haciendo según nuestro gusto y comodidad y esto es lo que tenemos.
Mi vida es mi hijo, porque es ahora cuando más necesita mi presencia, esto sólo dura unos años, después ni siquiera quieren que los acompañes a comprarse unos pantalones........ y todo llega. Se hacen mayores a pasos agigantados, así que mejor disfrutamos todos de todos ahora, porque en unos años ya no querrá ir al parque......
Me quedo con la imagen de mi pequeño dandome besos desde la calle, esperando que en unos días yo también pueda ir a jugar con la arena............

3 comentarios:

Elena dijo...

Amiga yo soy igual q tu,no dejo a mis hijos con nadie,a donde quiera vamos juntos y se q hay personas a las q eso no les parece "correcto",pero a mi me da igual.

Tal vez perdiste una tarde de juego,pero enseñaste a Guillermo a compartir una tarde a su mami,mira al estar tu en reposo le estas protegiendo a l nuevo bb,le compartes tu tiempo q creeme cuando nazca le compartiras mas y mas.

Los niños se adaptan y claro q perciben q "algo" es diferente y aunq en momentos te preguntes "pero como tomara la llegada del hermano??" creeme q la tomara bien,con calma y mientras mas participe sea del embarazo y este enterado de lo q pasara,de lo q sigue y despues de como cuidar a un bb lo tomara mejor.

Amiga estas tardes de reposo pienza en eso,en lo q valen,en tu esfuerzo y en la protecciòn q estas brindando,un beso gigante =)

GLORIA dijo...

Gracias Elena, no sabes como me ayudan tus palabras.
Te envío un abrazo enorme y muchos besos

María Hernández dijo...

Pero...¿aún juegas con la arena del parque? ¡Qué barbaridad, a tu edad!, jajaja.
Hermanita, no te preocupes mucho, por estos "adioses" de camino al parque. Guillermo, no sé si tendrá falta de alguna cosa, pero de madre está clarísimo que no. De padre tampoco.
Todo es un aprendizaje, para ti, para él y también es sano que aprenda a "vivir" sin "sufrir" las despedidas.¿Que podría haber sido más adelante? Si, pero esto también forma parte de la vida y hay que adaptarse de la mejor manera, sin traumas.
Lo bueno es saber que a su regreso, él encontrará a su madre amorosa y tú lo abrazarás y besarás como si hubiera pasado una eternidad. Y esconderás tu ansiedad por verlo, tras las preguntas que todas hacemos "¿te lo pasaste bien? ¿jugaste con muchos niños?", mientras lo achuchas y acaricias.
Y ¿sabes lo mejor de todo? que esas mariposas en el estómago, por ver a tu hijo, no desaparecen con los años, por muchos "adiós, mami" que te diga.
El futuro, más que arena, te deparará muchos minutos de felicidad plena, al estrecharlo entre tus brazos, al tiempo que un "Hola, mi amor" saldrá de tus labios.
Es lo que tiene ser madre, jeje.
Besitosss.